Elecciones Estados Unidos

Análisis

Ignacio Liendo

Por Ignacio Liendo (*)

Continuidad o aislacionismo, las claves para Argentina y la región

Aun en el tramo final de la campaña, las elecciones en Estados Unidos aún siguen siendo competitivas y tienen un final abierto, mientras mantienen en vilo a lacomunidad internacional y a la opinión pública global, incluso mucho más allá de las expectativas que generó Barack Obama en el 2008, o de la controversia del 2000 entre Al Gore y George Bush por los votos en Florida.

Esto tiene que ver con múltiples factores, tales como:

El momento crítico que vive la sociedad y la política norteamericana en términos de tensiones internas.

La posibilidad de que por primera vez una mujer o un outsider del sistema político de Washington tengan la posibilidad de llegar a la Presidencia.

La crisis de representación social que también allí padecen los dos grandes partidos políticos, que pone en tela de juicio sus capacidades reales para traccionar intereses genuinos de los ciudadanos.

El estado actual de desarrollo de las comunicaciones globalesy la sociedad de la información.


Sin embargo, existe un factor en este contexto que resulta aún más fundamental por su impacto a nivel planetario: la percepción de los principales actores políticos domésticos e internacionales acerca de las implicancias que en materia de política internacional puede tener una u otra opción. El día después de la elección será definitorio para la reconfiguración del sistema internacional en los años por venir, en orden a una mayor o menor intensidad y pugna entre los extremos del unipolarismo y del multipolarismo.

Es innegable que la supuestaimprudencia de Donald Trump y la particularidad de su estilo y su campaña –por cierto, muy valorados por el núcleo duro de sus votantes–, así como el desamparo al que es sometido por su propio Partido Republicano (aun a riesgo de perder posiciones en el Congreso y revelando abiertamente una acción en defensa propia de la elite política como corporación que trasciende los partidos), no plantean un escenario muy promisorio para el candidato Empresario.

A ello se le agrega la tenacidad y la experiencia de Hillary Clinton, del Partido Demócrata y del propio Gobierno, y el profesionalismo de su campaña (dónde se hicieron todos los deberes, aún en lo que respecta a campaña sucia, sayo que también le cabe al otro bando), así como también las tendencias de la opinión pública claramente manifiestas en ventaja a favor de Hillary desde las convenciones de ambos Partidos y de los debates televisivos.

Si bien todos estos elementos tornarían previsible una victoria de los demócratas, es importante advertir que decretar previamente a la elección el certificado de defunción política de Trump, sería como mínimo apresurado. En este marco, es necesario estar muy atentos porque lo que finalmente definirá la elección será el nivel de participación ciudadana el Martes 8 de Noviembre (el voto en Estados Unidos no es mandatorio y los comicios se llevan a cabo en día y horario laboral).

En el mismo sentido, se deben tener en cuenta las motivaciones y la capacidad de movilización del electorado per se y por parte de los partidos, que estarán determinadas por los profundos cortes demográficos y sociológicos de la sociedad norteamericana en términos étnicos, de minorías, de clase e ingreso y de geografía (factores clave en juego en esta elección y para el futuro del país en términos de la transformación social).

Estas variables se reproducen además en el nivel de cada uno de los estados de la Unión, sobre todo en aquellos que son decisivos para la elección (el sistema electoral es mayoritario por Estado e indirecto vía Colegio Electoral). A ello se le adicionan el rol de la política exterior, fundamentalmente algún evento relacionado a las iniciativas de Estados Unidos en Medio Oriente y Asia Central (en particular las incursiones contra Estado Islámico en Siria e Irak); los escándalos en torno a los candidatos, que continuarán siendo filtrados a la prensa (recordemos una vez más el alto impacto y relevancia del sistema de medios de comunicación como vectores de información y del poder); y algún evento disruptivo de último momento, de aquellos tipo “cisnes negros” que desmontan en un segundo los análisis más complejos. Continuidad o aislacionismo, las claves para Argentina y la región

Argentina y la región


Respecto de las implicancias para la Argentina, se presentan dos escenarios más allá de las relaciones personales e institucionales previas que pueden existir entre los dos candidatos y los principales referentes del Gobierno, empezando por el presidente.

Trump es casi una incógnita en materia de política exterior descontando sus altisonantes declaraciones de campaña y de todo lo que en la materia implica su leitmotiv “América Primero”, base de un discurso aislacionista clásico que se ubica en las antípodas de la actual administración. Más allá de esto, ingresamos en el territorio de la conjetura sobre lo que podría ser una eventual Presidencia del candidato republicano.

Si Hillary Clinton se convierte en presidente, el panorama es mucho más claro para América Latina en general y para la Argentina en particular. Sin duda veremos ampliar y profundizar las líneas de acción que observamos en los últimos tiempos del Gobierno de Obama, cuando Estados Unidos se despliega nuevamente sobre la región luego de años de enfocarse en Medio Oriente y Asia, tras los eventos del 11 de septiembre de 2001, como respuesta al avance de China y a la evolución de gobiernos no necesariamente afines a su estrategia hemisférica.

Veremos sin duda intensificarse las políticas en curso respecto de México, Cuba, Colombia, Venezuela y Brasil, como casos destacados. Veremos mayor intensidad en los impulsos a los regímenes internacionales de libre comercio y acuerdos preferenciales, y a otros temas transversales de la agenda internacional como son la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, el cambio climático y la promoción de las energías renovables y los intercambios científicos y culturales, entre otros.

Veremos en el caso de Argentina una mayor potencia asignada a estos vectoresen clave interdependiente, tal y como lo viene demostrando el actual gobierno a partir de la visita del presidente Obama al país en marzo de este año, y la muy alta actividad institucional bilateral que ya han demostrado ambos gobiernos desde entonces.

En cualquier caso y a la brevedad, será el voto de los ciudadanos estadounidenses el que defina la realidad y materialización de este haz de posibilidades.



(*) Analista Político